domingo, 9 de diciembre de 2018

Nápoles (I)



La ciudad de Nápoles, no deja indiferente a nadie.

 Con una gran riqueza histórica, cultural, artística y gastronómica,
 ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

 Se suele decir, que la amas o la odias.

 Es caótica, ruidosa, bulliciosa, colorida... llena de vida y absolutamente original y auténtica.

 Por sus estrechas callejuelas, te encontrarás con el día a día cotidiano y vibrante:
 pescaderos con las cajas de pescado por el suelo a grito pelado ofreciendo los peces aún vivos,
 y sobre ellos mujeres tendiendo la ropa en cuerdas que atraviesan la calle de lado a lado.

 Los diferentes vendedores compiten con sus griteríos para ofrecer sus mercancías...

Habrá que andar con mucho cuidado porque pasarán a tu lado cantidad de motos a toda velocidad
 amenazando con jugarte la vida, aunque con su gran pericia, siempre frenan a tiempo.

 En el mismo ambiente, te encontrarás con numerosos altares con santos y todo tipo de ofrendas religiosas,
 que conviven con el puesto de al lado lleno de pasta y condimentos,
 o las mesas de trattorias o pizzerías  donde podrás degustar la pizza más exquisita que te puedas imaginar.

  Podrás ver colgadas de muchos balcones unas misteriosas cestas,
 cuyo cometido es subir y bajar a las casas la compra correspondiente
 y también te encontrarás con el napolitano amable, servicial y parlanchín.
 Les encanta hablar y explicarte.

 Por otro lado, Nápoles tiene fama de ciudad peligrosa,
 pero como en tantas otras ciudades del mundo, sólo hay que tener un poco de precaución
 y no ser descuidados con nuestras pertenencias.

 Por lo demás, son miles los turistas que disfrutan de la ciudad a diario sin que existan incidentes.

Personalmente puedo decir, que Nápoles es una de las ciudades del mundo visitadas
 a la que me gustará volver...



























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